“Muy bien, hoy vamos a empezar con 20 minutos de cardio en la bici y después nos vamos a enfocar en biceps, triceps y espalda alta, para fortalecer la parte superior. Ah, y cántante una rolita para tonificar el nervio vago”.
—Algo que ningún entrenador dijo nunca.
LA EDUCACIÓN TRADICIONAL
Si vienes de un contexto similar al mío, te enseñaron que somos cuerpo y mente (y chance espíritu, dependiendo de tu religión). Nos dijeron que la mente se ejercita estudiando en la escuela y el cuerpo haciendo ejercicio.
Así que pasaste las materias que pudiste - incluyendo anatomía - donde te aprendiste de memoria algunos huesos, algunos sistemas y dos o tres órganos y sus funciones. Pasaste el examen donde vomitaste esa información y luego se te olvidó. O algo parecido, ¿no?
Posiblemente te hicieron memorizar cosas bajo presión, con la amenaza de reprobarte si no demostrabas ser “suficiente” en 14 materias al mismo tiempo.
¿En cuántas de estas materias te pusieron a ti como protagonista? En Historia no, en Geografía tampoco, en Matemáticas menos, en Física menos. Ni siquiera en Educación Física o en Biología.
En Educación Física nos ponían a correr como soldados alrededor de la cancha, o en zig zag con los conos, sin explicarnos por qué. Se sentía como un castigo. Luego jugábamos fut, o volley, o teníamos pruebas de atletismo, lo cual muchas veces disfrutábamos por el hecho de estar jugando.
Hasta que nos hacían memorizar las medidas de la cancha, el reglamento del basket o la teoría del pivote. Una vez casi repruebo porque el examen consistía en hacer dominadas, en serio.
En Biología a mí me hablaban de los procariontes y de los eucariontes, que sigo sin saber qué chingados son, y ni siquiera pienso googlearlo. En lugar de hablarnos sobre cómo funciona nuestro cuerpo en una forma interesante, útil o lógica, nos pusieron diagramas de hueva, términos rarísimos y tecnicismos que no volvería a usar a menos que estudiara medicina. El maldito eucarionte solo me sirvió para hacer aquí un mal chiste.
Qué ironías de la vida, porque llevo algunos años estudiando el sistema nervioso. Y eso sí me interesa. ¿Por qué? Porque veo el impacto directo que tiene su cuidado y conocimiento en mi vida diaria.
Es por eso que hoy te quiero hablar de la forma más sencilla y práctica posible sobre uno de los protagonistas en tu cuerpo, del cual se habla poco o nada. Te presento a tu nervio vago.
Para ser sincero, nunca había oído de su existencia hasta hace apenas cinco años. El haber sabido de esto me habría ahorrado decenas de dramas y colapsos, así como episodios de estrés y de ansiedad.
EL ASOMBROSO NERVIO VAGO
En palabras muy, muy simples es como una manguera que sale del cerebro y baja por toda la columna para conectarse con los órganos más importantes. Su nombre viene del latin: nervus vagus, que significa deambular, ya que describe la manera en que hace esto por el cuerpo.
Por fortuna, cada vez se habla más de este nervio tan, pero tan importante, y que parecía tan olvidado.
Es el componente principal del sistema nervioso parasimpático, el cual controla las funciones y actos involuntarios de nuestro cuerpo, del cual hablamos en el post anterior. Se origina directamente en el tronco cerebral y llega hasta el abdomen. Digamos que su jefe directo es el cerebro. Además recorre casi todos los órganos vitales.
Ahí te va por qué es tan importante. Según el Doctor Nabab Haviz, funciona como una súper carretera o cable transatlántico que comunica todo. Es responsable de regular el control del corazón, los pulmones, los músculos del cuello y las vías respiratorias, el hígado, el estómago, el páncreas, la vesícula biliar, el bazo, los riñones, el intestino delgado y parte del intestino grueso.
En palabras aún más simples, es un cable muy importante que tenemos, y tiene cablecitos que salen del mismo con “sensores” que reportan lo que sucede en los principales órganos. Nos permite relajarnos y recuperarnos de la tensión y de las tareas de la vida diaria. Así que, si el estrés es una constante en tu vida, sigue leyendo.
Asimismo, una de sus funciones más importantes de este nervio es controlar la inflamación es muchas de sus manifestaciones (todo eso que acaba en -itis).
La neuróloga Patricia Pozo-Rosich, jefa de la Unidad de Cefaleas de Vall d’Hebron nos dice que el nervio vago podría ser una puerta de acceso a nuevos tratamientos para ciertas enfermedades, como la migraña, el dolor crónico o ciertas enfermedades cardíacas.
Si nos vamos a los pulmones, este desconocido es el que reduce la frecuencia respiratoria, lo cual te ayuda a inhalar y exhalar más profundamente. Y recordemos que cuando estamos exhalando profundo, estamos usando el lenguaje del cuerpo para decir que estamos bien, a salvo.
Esta súper carretera es la que permite que se conecten tus tres cerebros. Conecta la inteligencia del corazón y el instinto del microbioma intestinal (gut feeling) con el cerebro.
PARA CERRAR: DATE MANTENIMIENTO
Para que tu nervio vago funcione correctamente requiere de mantenimiento preventivo y correctivo, al igual que las máquinas.
Aquí te van algunas formas de tonificarlo, de manera que recibas todos los beneficios de su existencia y logres reducir los niveles de ansiedad y estrés.
Respiración consciente (breathwork): existen infinidad de técnicas de breathwork y me llevaría varios posts explicarlas, así que si te interesa búscame y te enseño. Pero en resumen, procura hacer inhalaciones cortas y exhalaciones largas. También puedes usar la secuencia 5-1-5-1. Inhalas cinco segundos, retienes uno, exhalas en cinco y retienes uno.
Cantar, tararear, entonar o hacer humming: al principio me sonaba un poco ridículo, pero ya leí sobre infinidad de estudios neurocientíficos que comprueban su efectividad. No importa si no sabes cantar, pon a tu garganta a vibrar en armonía. También puedes venir a cantar mantras en el kirtan que hacemos cada mes.
Agua Fría: No importa si eres “mala o malo para el frío”. Exponerte poco a poco al agua fría fortalecerá a tu nervio vago y recibirás enormes beneficios.
Reírte: Márcale a tu amigo más chistoso, o pon una serie tonta que te haga reír. Quítale un poco la seriedad a tu día. Hazle caso a Charlie Chaplin, pues nos dijo que “no hay un día más desperdiciado que aquel en el que no hemos reído.
Hacer Ejercicio: Caminar o hacer yoga son una gran opción
Hacer Gárgaras: Sí
Meditar: Aprender a un nivel básico es muuuucho más fácil de lo que crees.
Naturaleza: Conectar con la Naturaleza sigue siendo mi medicina favorita para muchos males. Intenta salir a reconectar y recibe los beneficios.
Si conoces más técnicas ponlo en los comentarios.
Espero que esto te sirva para conocerte un poco más y para mejorar diferentes aspectos de tu vida diaria.
Reconecta contigo
— San Saldívar
¡ÚLTIMOS LUGARES PARA EL RETIRO DE AÑO NUEVO EN VALLE DE BRAVO!
Es hora de explorar algo nuevo y que recordarás toda tu vida, ya que fue creado con mucho amor en colaboración con mi querida Aliza Tuachi.
Checa AQUÍ toda la información.