Tenía doce años cuando presencié un milagro.
Fue en un viaje en velero con mi familia que recuerdo con muchísimo cariño, donde fuimos a explorar playas escondidas, islas desiertas y hasta la misma Vía Láctea en el firmamento.
Ahí, en el Mar de Cortés, fue la primera vez que leí un libro por gusto y no por obligación. Era de la serie esa de Goosebumps, dizque de miedo. Claramente no es ninguna joya literaria, sin embargo era el libro que yo escogí, y no el que me dijeron que tenía que leer para luego contestar un examen que no me serviría de nada.
Fue ahí donde ocurrió algo inesperado: hubo un espacio breve - en medio del tiempo - muy poderoso, el cual considero el momento más feliz de mi vida.
Cerca de la puesta del sol, mi familia y yo tomamos una lanchita para explorar una de las playas mágicas. Fue un recorrido dulce y sereno, y al tocar el agua con mi mano sentí la temperatura más perfecta que el cuerpo humano puede experimentar. Nos bajamos a explorar la playita y vimos a cientos de cangrejos regresar a sus casas en la arena. Luego volteé hacia atrás y entré poco a poco al mar. El agua me llegaba a la cintura, y veía cómo el sol se derretía en el horizonte al tocar el mar.
Samādhi
Todavía no tengo palabras para describir los colores únicos e irrepetibles que se formaron en ese momento en el cielo y en el agua. Y fue ahí donde el tiempo se detuvo. Fue cuando experimenté lo que algunos sabios del yoga llaman Samādhi. [Proviene del sánscrito sam: 'completo' y ādhi: 'absorción mental'.]
Yo lo defino como un estado de consciencia más elevado que el amor, más profundo que la alegría, más sereno que la paz. Era un estado de éxtasis y de gratitud pura. Un estado de perfección. En ese momento no podía pedir absolutamente nada más.
Después, regresando en la lanchita, brincaban alrededor tantos peces que chocaban en nuestras manos. Y sentí una profunda paz estando en compañía de mis hermanos y de mis papás.
Es algo que quedará grabado en mi corazón toda mi vida, y en mi alma quedará como un tesoro muy preciado
El Arte de la Contemplación
Este fue un caso muy especial, y pensé que nunca iba a experimentar algo así otra vez. Hasta que nuevamente, a mis 27 años, volví a sentir eso contemplando el mar. No estaba planeado, simplemente sucedió, experimenté un agradecimiento infinito. Me fundí en el océano y me convertí en él.
Y si esto no te ha sucedido aún, la intención de esta carta es que sueltes la expectativa de alcanzar eso, porque llegará en el momento correcto para ti. Mi intención de hoy es hablarte sobre el arte de la contemplación. No se trata de meditar, se trata de presenciar, por ponerle un nombre.
Se trata de regresar al eterno presente con todas tus fuerzas. Hoy más que nunca es un hábito que está quedando en el olvido, y entre pantallas continuamos separándonos de la realidad. Pasamos los minutos y las horas DESCONECTADOS de nosotros y de nuestro mundo.
Hace unos días vi horrorizado que el screen time de mi celular marcaba… ¡7 horas y 49 minutos! Entre trabajo y distracciones estuve perdido en una pantalla, como un zombie, y se me fueron casi ocho horas de vida.
Cuéntame de alguien que en su lecho de muerte diga: “me hubiera gustado haber pasado más horas en mi celular como idiota”. Nadie, ¿no?, a menos que esté loco o sea verdaderamente idiota. (jajaja)
Bueno, como no tenemos acceso a la Naturaleza todo el tiempo, te invito a que inhales profundo una vez y exhala leeeeeeeeento. Y observa con TODA TU ATENCIÓN tu mano. Respirando. Mira tooodos los detalles. Bien… Ahora mira a tu alrededor. Toooodos los detalles, cosas que no habías notado antes, con calma. Respira profundo, lento y suave. Contempla.
Conecta tu sentido del tacto. ¿Cómo se siente una mano tocando a la otra, o tu cara? ¿Qué temperatura tiene el aire que toca tu piel? Pon atención a los sonidos, y separa cada uno en tu mente. Activa tus sentidos.
¿Qué tonos y colores de luz observas? Descansa tu atención en los detalles. Avísame si empiezas a ver todo como en HD, o en 4k. ¿Ya viste que no es necesario el chocohongo? El chocohongo está dentro de ti cuando regresas a la presencia total. (jajaja). No te me asustes, sigue leyendo.
Esto es el famoso mindfulness. Cuando eras niño o niña eras master de mindfulness, mucho mejor que cualquier maestro experimentado en la materia. Cuando éramos niños - y sobre todo mi generación - crecimos en un mundo que giraba más lento, con menos distracciones innecesarias y sin la guerra de la atención perforando nuestro cerebro.
Nos encanta la fotografía y queremos capturar todo lo que vamos encontrando; y olvidamos que la mejor cámara jamás inventada son nuestros propios ojos.
Encontré una definición de contemplación que me gustó:
“La contemplación es una reflexión serena, detenida, profunda e íntima sobre la divinidad, sus atributos y sus misterios”. —Oxford Languages—
O mira esta otra:
“La contemplación es un estado de conciencia perfectamente natural, y no podemos entenderlo como un camino, una técnica o un medio, sino como un entendimiento profundo en el que el instante, el sujeto y el mundo se encuentran y se funden íntimamente. La contemplación no se busca ni se programa, quien llega a ella solo ha tenido que despojarse por un momento de las preocupaciones e ideas preestablecidas. La naturaleza continúa siendo un inmejorable espejo para la contemplación del mundo y de nosotros mismos.”
— Ignacio Abella —
Para Cerrar
Te invito a que busques un breve espacio en tu día y salgas a explorar. Posiblemente encuentres un parquecito, o un bosque, o el campo, o el mar… ¡o el cielo ! ... y las nubes!
Encuentra un pedazo de Naturaleza, ese que es tu espejo. Como es adentro es afuera y como es afuera es adentro. Si eres capaz de percibir la belleza de una flor o de un colibrí, descubrirás que esa belleza vive dentro de ti. Esa perfección y esa vitalidad viven dentro de ti.
Amor propio también significa darte esos espacios de vida plena. De contemplación, de recordar que estás viva, vivo. Recupera esa habilidad que tenías de estar COMPLETAMENTE PRESENTE, aquí y ahora. Y te darás cuenta de que vale la pena habitar este planeta, en ese cuerpo tuyo formado de polvo de estrellas.
Reconecta contigo.
— San Saldívar—
Be- Liv: Retiro y Wellness Adventure
Si te llamó la atención esto de la contemplación y quieres ir más profundo, acompáñame en esta experiencia en la Naturaleza. Aquí te mando el link con nuestra siguiente WELLNESS ADVENTURE del fin del 30 de septiembre. No va a haber otro, así que no sirve que me digas que vienes al próximo.
El plan es ir a un bosque mágico donde haremos un breve hike a una cascada espectacular, y nos daremos un descanso profundo en el sauna finlandés más increíble de México. Hay cabañas donde pasaremos una noche. Todavía estás a tiempo para reservar tu lugar. Puedes ir solo(a), con tu pareja o con amigos.