"Si contemplo con paciencia, aquello que necesito fluye hacia mí sin ningún dolor. Con esto comprendo que lo que quiero también me quiere y me está buscando.
Hay un gran secreto aquí para quien pueda comprenderlo."
— Rumi
DÍAS GRISES
Estos últimos días en la Ciudad de México han estado nublados y fríos, lo cual ha impactado en mi estado de ánimo, aunque tenga a mi disposición mi caja de herramientas.
No es lo mismo amanecer con unos buenos rayos de sol, olor a café recién hecho y el canto de un gallo, que ver por la ventana el cielo cubierto de nubes de color gris blanquecino, y un frío que te invita a refugiarte dentro de las cobijas por tiempo indefinido.
VOCABULARIO EMOCIONAL
Cuando creemos que toooodo está en la mente y no sabemos leer el lenguaje del cuerpo, solemos confundir estos estados con tristeza, en diferentes niveles. Sin embargo, en muchos casos, efectivamente se trata de tristeza, melancolía, apatía o incluso depresión.
Nuestro vocabulario emocional es tan limitado que, cuando nos preguntan cómo estamos decimos: “bien”, solo por inercia. Nos sentimos bien, no tan bien, o de plano mal. Esto puede deberse a que en nuestra familia nunca se nos enseñó a gestionar las emociones. Mucho menos en la escuela, donde nos tenían muy ocupados en aprender el gerundio, el tiempo pospretérito y el chingado diptongo. Me cuesta mucho recordar si algún profesor me preguntó alguna vez cómo me sentía, y mucho menos alguna estrategia para procesar ese sentimiento.
No obstante, he notado que por fin a los niños les están enseñando a hacerse conscientes de su estado emocional y a procesarlo de diferentes maneras. Felicidades a las maestras y maestros que están dando este paso tan importante en nuestro desarrollo como especie humana.
LA FARSA DE LAS REDES
Cuando subimos algo a Instagram, normalmente es para mostrar la vida tan interesante e increíble que tenemos. No vendría al caso subir una foto con las ojeras por la desvelada de ayer, o con la rabia en los ojos tras una pelea con nuestra pareja, o el grano en la frente que nos salió, o una mirada cargada de frustración por no tener la respuesta a cómo resolver un tema en el trabajo.
Aquí no estoy hablando de los ejemplos donde la gente sube videos llorando porque no le gustó el final de Game of Thrones o porque el café mediano de Starbucks se llama grande. No, no, no, eso no.
De modo que, al ver cómo nuestros amigos solteros están en una pool party en la Playboy Mansion nos preguntamos qué hemos hecho con nuestra vida. Porque en sus stories no nos muestran la cruda física y moral de amanecer con una desconocida, con los niveles de dopamina colapsados por la molly o las tachas que se zumbaron la noche anterior.
O luego vemos la foto de la familia perfecta, con ropa perfectamente seleccionada y el arbolote de Navidad atrás, donde nos cuentan el 10% de la historia, porque no sabemos nada sobre las deudas que tienen, las semanas o meses sin tener relaciones con su pareja, o el arsenal de antidepresivos en su cajón.
Repito, esto es lógico, porque no tendría sentido estar victimizándonos enfrente de miles de desconocidos, o compartiendo lo que nos toca trabajar de manera personal. A lo que voy con esto es que, solamente vemos de los otros lo que quieren mostrarnos. Esto puede generar envidia, impotencia, frustración o enojo. Porque nos estamos comparando con una fantasía, con un solo lado de la historia del otro.
CÓMO ESTÁS
La tristeza normalmente es silenciosa. Nos da vergüenza aceptar que no estamos “bien”, como contestamos automáticamente varias veces al día el “¿cómo estás?”, que también es completamente vacío. Decimos, “holacómoestás”, sin signos de interrogación ni espacios. Solo como un trámite para ser amables y recibir el “¿bien y tú? Solo perdemos el tiempo.
El otro día entré a un elevador y presencié una plática muy interesante y trascendental:
Persona 1: ¡Qué hubo! Qué milagro, ¿cómo has estado? ¿Todo bien?
Persona 2: ¡Hola! Todo muy bien gracias. ¿Tú qué tal todo? ¿Todo bien?
Persona 1: ¡Todo muy bien gracias!
Silencio incómodo del piso 4 al piso 21…
Persona 1: Bueno, qué gusto. ¡Que estés muy bien!
Persona 2: ¡Igualmente, que estés bien!
Fin
No pude evitar reírme un poco… y me cacharon. Ni modo. Lo bueno es que los dos están bien. (jajajaja)
TEN LA VALENTÍA DE SENTIR
Retomando el tema, además de ser racionales, somos seres emocionales, nos guste o no. Y cuando aprendemos a hacernos cargo de nuestras emociones y sentimientos es cuando abrazamos nuestro poder, cuando tomamos las riendas de nuestra vida. Es el momento en que nos hacemos responsables de nuestra tristeza, cuando tenemos el valor de tocarla, hasta el fondo, que las cosas comienzan a cambiar.
Hacemos las preguntas correctas para saber lo que nos está deteniendo. Vemos los miedos y creencias limitantes que provocan estos estados. Estar triste no es malo (ni bueno), simplemente es parte de nuestra condición humana. Lo importante es aprender en cada etapa. Saber que TODO PASA.
PARA CERRAR
Te dejo algunas de mis herramientas para la tristeza
La menos popular y posiblemente la más eficiente. Sentarme con mi tristeza, verla a los ojos, sentirla profundamente, con valentía. Aprender la lección que me trae y seguir adelante cuando pase.
Escribir. Seguiré aquí insistiendo en el poder que tiene el journaling en nuestras vidas. Lo único que tienes que hacer es escribir en un cuaderno todo lo que sientes. Luego puedes guardarlo, romperlo o quemarlo. Si pasas tus pensamientos y emociones al papel dejarán de estar rondando inconscientemente ahí.
Moverte. Cuando estamos tristes o deprimidos es común que no sintamos la energía necesaria para hacer ejercicio. Intenta hacer algo fácil, como caminar o una clase de yoga de 15 minutos. Notarás los beneficios inmediatamente. Cuando das el primer paso, ya estás creando la bola de nieve hacia un estado más elevado.
Detox digital. Al estar tristes o ansiosos solemos refugiarnos en las redes sociales, o Netflix para olvidarnos de lo que pasa. Ten la valentía de soltarlas y observarte. Tu cuerpo solamente quiere que le pongas atención a esa incomodidad, no que te escapes de ella. Atrévete a cerrar Instagram o Tik Tik el tiempo que sea necesario. No te vas a perder de NADA. Y vas a ganar tiempo de vida.
Márcale a una amiga o amigo. O mejor aun, convivan en persona. Cuéntale cómo te sientes y traten de encontrar el lado divertido o cómico de la situación.
Crea un grupo de soporte o tribu. Puede ser tu grupo del dominó, tus amigos del golf, tu club de lectura, o de cine, tus amigas del gimnasio o tu mastermind…
Llora. Observa tu cuerpo y las sensaciones, no solo a tu mente. Atrévete a sentir y descarga de manera sana lo que está atorado. Grita o pégale a un cojín. Recuerda que la ira tiene más energía que la tristeza. Solo procura no quedarte en el estado de ira mucho tiempo, y mucho menos lo proyectes en los demás.
Si vas a poner una serie o película, escoge algo que te suba los ánimos, te haga reír o te inspire. Ted Lasso me parece una maravilla, de lo mejor que he visto.
Busca ayuda de un(a) profesional en salud mental/emocional cuando no veas una salida. Créeme que siempre hay solución.
Agradece. Haz una lista de todo lo que agradeces, pon tus manos en el corazón y siente esa gratitud. Es imposible sentirte en carencia y agonía cuando estás agradeciendo profundamente.
Agua fría. Insisto. Inténtalo. Si no sabes cómo o no te crees capaz escríbeme.
Bonus: Te dejo una rolita para que pongas en tus audífonos o con buen sonido. Llevo dos días cantándola en mi cabeza. Si te dejas ir completamente, te puede llevar a un lugar mágico, de paz y armonía. Se llama Inerei, de Maok.
Te deseo un día lleno de paz, de alegría y de conexión contigo y con los demás.
Reconecta contigo
— San Saldívar
Retiro de Año Nuevo, donde definitivamente conectaremos con emociones elevadas como la alegría, la paz y la armonía
Permítete explorar una forma diferente de cerrar e iniciar tu año. Hemos juntado nuestras herramientas mi querida Aliza Tuachi y yo, para darte una experienia profunda y transformadora en el corazón del bosque. Aprenderás a soltar lo que ya no te sirve y crear todo lo nuevo que eliges.
Checa AQUÍ toda la información.