— No quiero que esto se acabe. Quiero seguir abrazándote fuerte hasta que el tiempo desaparezca. Estoy disfrutando demasiado este momento. No quiero que termine. Nada me falta.
Esta era mi mente en un momento muy mágico con una mujer a la que amé profundamente en algún momento. Aunque nunca le dije estas palabras en voz alta.
—No quiero dejar de ver esta cascada, no me quiero ir.
Eso sí le dije ayer en voz alta a Regina mi amiga, mientras presenciábamos un espectáculo de la Naturaleza.
—¿Cuánto falta para llegaaar? — Le decíamos a nuestros papás, aburridos en la carretera, mientras el tiempo se pasaba eterno.
Como puedes ver, aunque todos tenemos exactamente la misma cantidad de horas, minutos y segundos por día, cada quién lo experimenta a diferente velocidad y calidad.
No importa si tenemos los relojes más exactos y sofisticados, el tiempo es muy relativo para la consciencia humana. Por eso podríamos hasta afirmar que el tiempo no existe. Esto lo enseñan algunas tradiciones milenarias.
LA BENDITA IMPERMANENCIA
La inspiración para este post surgió gracias a Jon Wars, un gran amigo de la vida desde que tenemos siete años. Me contaba sobre la historia de su tatuaje, el cual dice: Bendita Impermanencia.
En una nota que escribió expresa lo siguiente:
Bendita Impermanencia - que nos recuerda que la VIDA es este momento que tenemos, que si nos toca reír, lo disfrutemos, y si nos toca llorar saber que no durará para siempre; lo cual nos lleva finalmente a vivir en el desapego y por ende a viajar ligeros de equipaje emocional y con apertura y aceptación de lo que es y de lo que hay.
— Jon
Esto fue un gran recordatorio sobre lo fugaz que es nuestra existencia, pues le damos demasiada importancia a cosas que tarde o temprano se transformarán en algo diferente.
Jon y yo tuvimos una increíble plática con unas buenas cubas pintadas. Su manera de hablar es siempre muy apasionada. Transmite las ideas de una forma muy inspiradora y alegre.
En ese momento el tiempo se detuvo brevemente, respiré y di gracias. Porque ese momento no se repetirá jamás. Fue un momento impermanente, por lo cual era clave darme cuenta en ese tiempo presente.
Nada es permanente, ni siquiera el Universo, pues este cambia constantemente. La única constante es el cambio, como dijo Heráclito.
No es la impermanecia lo que nos hace sufrir sino querer que las cosas sean permanentes.
— Thich Nhat Hanh
TODO PASA
Algunas veces, cuando alguien me cuenta alguna desgracia o problema, procuro recordarles este mantra. Es extremadamente simple, pero muy, muy, muy poderoso. El mantra es: TODO PASA.
Si tienes un corazón roto o estás viviendo un duelo, a veces el dolor emocional es equivalente al dolor físico. Sientes tu corazón romperse en pedazos. Y por eso es importante recordar que todo pasa.
Alguien dijo alguna vez que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
Cuando entendemos esta simple afirmación, conectamos con la valentía de sentir el dolor, sin necesidad de quedarnos atorados en el sufrimiento tanto tiempo.
En lugar de intentar escapar (prolongando el sufrimiento), sentir el dolor (que va a pasar) requiere coraje.
Asimismo, cuando todo está saliendo perfecto, estamos en el pico de nuestra carrera profesional y encontramos al amor de nuestra vida, TAMBIÉN hay que recordar que todo pasa. Porque vivimos en la impermanencia. La vida se mueve en forma de olas.
Es bien importante reconocer esto, para apreciar más los buenos momentos y a las personas que amamos.
Absolutamente todas las personas que conoces y conocerás se van a morir, no sabemos si antes o después de ti. Por ello te conviene apreciar cada momento que tienes con tus seres queridos. No sabes cuánto te queda, o a los demás. La impermanencia a veces es cagante, pero así viene el sanwish meing.
Así como Hamilton, algún día Verstappen dejará de ganar todas las carreras. El dolor de muela pasará. La sequía también pasará. Tu puesto como becario o como CEO también es impermanente.
Las montañas, rocas y minerales llevan, en su mayoría, millones de años en el mismo lugar. El hecho de que no podamos percibirlo no significa que sean permanentes. Incluso nuestro Sol, dentro de miles de millones de años va a desaparecer, para dar vida a algo más.
Las relaciones cambian, los amigos cambian, los trabajos cambian, los sonidos cambian. Todo se está moviendo… ¡Hasta los mapas! Podemos soltar estos apegos que tenemos a que las cosas no cambien. El aferrarse al no-cambio es el origen de muchos de nuestros sufrimientos.
— Almudena de Andrés
OBSESIONADOS CON LA CIMA
Creemos que la cima de la montaña o la meta en el maratón son lo único importante. Somos seres muy irracionales, ya que pasamos 99% del tiempo subiendo la montaña y solo 1% apreciando la cima. La alegría y la satisfacción duran apenas unos minutos.
No lo hacemos porque seamos idiotas, lo hacemos porque es parte de nuestra naturaleza humana. Aquí en occidente nos enfocamos demasiado en el futuro. En el oriente muchas filosofías enseñan la importancia del momento presente. En realidad podríamos unir esas dos visiones.
Lo mejor para nuestro bienestar mental, emocional y espiritual sería mantener esas metas del futuro para inspirarnos, mientras apreciamos y saboreamos el momento presente.
La felicidad podríamos definirla como el bienestar en el presente Y en el futuro. Felicidad es tener un propósito o meta que nos motive e inspire a vivir, no la meta en sí.
Cuando estamos apegados solo a la meta misma es cuando sufrimos a lo pendejo.
APEGOS Y DESAPEGOS
La vida es demasiado corta, de verdad. Perdemos el tiempo preocupándonos por cosas que probablemente no pasen, dejamos de vivir. Nos tomamos demasiado en serio, y también tomamos en serio muchas tonterías y banalidades.
Es absurdo, pero muchas veces nos da más miedo la vida que la muerte. Qué loco ¿no?
Nos apegamos a lo impermanente. Esto resulta tan ridículo como querer abrazar una nube. En lugar de apreciar la belleza y los cambios de forma en esa nube, pareciera que queremos poseerla y apachurrarla, solo para ver cómo se desliza entre nuestras manos.
PARA CERRAR
El día de la boda de mi hermana ha sido uno de los más felices de mi vida. Cuando me atacaba de risa con mis hermanos mientras nos poníamos la corbata me salió una lágrima. Era una mezcla de felicidad y de nostalgia.
Porque sabía que ese momento era único e irrepetible, era impermanente, y por eso vale tanto. Por eso lo impermanente se vuelve eterno, porque queda grabado en la memoria del corazón y del alma.
Gracias por leer hasta aquí. Te deseo un día donde logres apreciar la belleza escondida en tu día. Donde vuelvas a apreciar todo lo impermanente, sin apegarte. Celebrando esta vida segundo a segundo.
¡Ahó!
Reconecta contigo.
Gracias San. Lista para apreciar cada momento de este día que nunca volverá!! Feliz martes
Esta lectura, fue la mejor manera de empezar mi día! Gracias!!!